Los relatos de Haisea Pastora de Gorbea
Noviembre, 2021Cerca de mi mejor amigo árbol
Kaixo; mi nombre es Haisea, que en euskera significa ‘viento’. Mi apellido –Pastora de Gorbea– provoca algunos equívocos ya que soy una perra que no ejerce el pastoreo, aunque bien es cierto que nací en las Estribaciones del Gorbea (también ‘Gorbeia’); una zona de Álava a la que le da nombre un majestuoso monte, muy querido, que atesora el parque natural más grande de Euskadi y muchas leyendas.
Se me dan muy bien los idiomas. Hablo perfectamente el zankua y el ladrillano (las lenguas vasca y castellana de los perros) y dicen que aprendí a balar antes que a ladrar porque de cachorrita me pasaba el día jugando con las ovejas. También conozco los idiomas que se escuchan con el olfato, el del viento, el de los bosques…y entiendo bien el lenguaje de los pájaros y de los ríos. ¡Uy! parece que os estoy soltando mi currículum. La verdad es que estoy un poco nerviosilla porque hoy me estreno como perra-guía de Araba Market.
Quiero empezar hablando de mi entorno más próximo y de lo bien que lo hemos pasado con la visita reciente de algunos familiares de Irene y Aitor, mis padres humanos. Como ha sido este verano, los alojamientos rurales estaban bastante ocupados y mis familiares humanos de Catalunya han tenido que distribuirse en varias casas rurales cercanas a donde vivimos. (Me han dicho mis padres humanos que no mencione el nombre de mi localidad para preservar la privacidad, pero a mí me parece que están imitando a los Simpson para crear suspense).
Mi tía Merçé y su hijo Albert se hospedaron en la Casa Rural Quopiki de Gopegi y han estado encantados. Un acierto pleno. –Lástima que ya habían agotado los bonoaraba…market– diría mi tía. Albert, que venía estresado y con mucha tensión en la espalda, se apuntó a una sesión de fisio en Zainduz Fisioterapia y no pudo ocultar su euforia: –Como nuevo ¿eh? Lástima que ya habían agotado los bonos Araba Market–. De tal palo, tal astilla. –Pero qué bien os veo, estáis más jóvenes– piropeó mi tía Merçé. –Ya sabes…la vida saludable que ofrece Álava–, replicó mi padre, omitiendo por coquetería, que el día anterior, en esta misma localidad, se habían puesto en manos de la estilista Itziar de la Peluquería Ziar.
Después del emocionante reencuentro, cruzamos a pié –y yo a patas– la carretera para enseñarles el pueblo vecino Ondategi, reconocido en Álava por su magnífica Feria del Caballo. Se quedaron con la boca abierta cuando avistamos el impresionante y gigantesco roble de un puñado de cientos de años que se eleva hasta 20 m de altura en un apacible prado, cercano a la iglesia. Su copa tiene más de 30 m de diámetro y su tronco alcanza un perímetro de 5 metros. Está catalogado como uno de los Árboles Singulares de Euskadi.
Cuántas tardes he pasado escuchando a este sabio monumento de la naturaleza, al que considero –porque nos conocemos de toda la vida– mi mejor amigo árbol. Siempre sigo los consejos que me da. El tiempo y mi imaginación vuelan con las historias que cuentan sus ramas pobladas. Algunas hablan del destino de muchos de sus robles hermanos que acabaron sus días como material de construcción del Escorial o de barcos de la Armada Invencible.
Y es que mi amigo árbol, seguramente vio la luz antes del llamado Descubrimiento de América. Pero no nos pongamos tristes, la visita a Ondategi culminó de la mejor manera posible: comprando en Naturokela unas chuletas cien por cien ecológicas para preparar una comilona en nuestra casa !Muuuenísimas¡ como dice su productor Sergio.